lunes, 5 de noviembre de 2012

ALGUNOS LIBROS DE SU AUTORÍA

Reseña:

Consta de veintidós narraciones -cuentos y leyendas- en las que se conjugan maravillosamente dos Villafañes: el titiritero que sabe qué contar y el poeta que sabe cómo hacerlo. Así, en estas páginas hay un sapo que noche tras noche se sueña con una identidad diferente, un caballo que ha perdido la cola, un perro apesadumbrado por haber mordido a su dueño o Pedro Urdemales con sus inagotables picardías. Seres sencillos, en ambientes sencillos, viviendo situaciones que parecen cotidianas y hasta realistas, y lo serían si no ocurrieran en esa zona donde gobiernan la fantasía y el sueño. 








Reseña:


Titiritero, poeta y narrador, Javier Villafañe dedició a los niños, además del arte inigualable de sus títeres, un hermoso libro de versos, El gallo pinto -acompañado aquí por un par de composiciones hasta ahora dispersas, poco conocidas-, y un rico caudal de cuentos y leyendas, que en este libro se presentan reunidos por primera vez.
Integran el volumen, junto a las poesías, narraciones basadas en las experiencias del titiritero, ficciones que encarnan sueños y fantasías, relatos de animales y otros cuentos de origen popular, recreados con personal estilo, historias de entonación lírica y otras animadas por un vivaz acento humorístico.
La recopilación de esta obra poética y narrativa para los chicos permitirá apreciar mejor sus reconocidos valores, su arraigo en lo nacional y en lo universal, el original y enriquecedor modo de vincular muy a menudo en ella lo tradicional y lo personal, la evolución de la modalidad narrativa del autor a través del tiempo y las diversas formas que asume en sus páginas la bien lograda conjunción de realidad y fantasía. 

"Desde hace muchos años, desde que el Grillo es grillo y el Sapo es sapo, el Grillo no siente por el Sapo ninguna simpatía; al contrario, no lo quiere. Y no lo quiere porque el primer grillo encontró la tumba en la boca abierta del primer sapo. Y fue así: andaba el primer sapo dando saltos sobre la hierba recién pintada de verde, latiéndole el pulso en la garganta y aprendiendo a cazar moscas, mosquitos, luciérnagas y otros volátiles afines. Por una casualidad pasó a su lado el primer grillo, que iba probando las antenas y buscando la noche para empezar a cantar. Y el primer sapo, que tenía la boca abierta, se lo tragó sin ninguna dificultad. Lo grave es que le gustó el bocado. Y a partir de ese instante los grillos subsiguientes rompieron la amistad con los sapos subsiguientes. Esto ocurrió mucho antes de que Noé saliera a seleccionar parejas para viajar en su arca de tres pisos que iba a navegar cuarenta días y cuarenta noches con viento favorable y el permiso de Dios. Y cuando el Sapo y la Sapa subían al arca, casi pisándoles los talones iban el Grillo y la Grilla. El Sapo dio vuelta la cabeza, miró hacia atrás y abrió la boca con ganas de comérselos. Noé se puso furioso y gritó: -Cerrá la boca, sapo ignorante y angurriento. ¿No te das cuenta, pedazo de bruto, de que esto es el diluvio? Aquí nadie se puede comer a nadie. Todos los que suban tienen que bajar como subieron. Y si alguno se come a otro, ¿quién me lo repone? El Sapo tragó saliva y cerró la boca. Y el Grillo, sin soltarle el brazo a la Grilla, entró en el arca de Noé muy pintiparado y silbando y desde entonces se hizo músico, violinista. Estas son historias muy viejas, más viejas que el estornudo." (Fragmento de "La fiesta del grillo").



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